Al palo

Mis queridos manquitos! Hoy les voy a dar algunos consejos para que de una vez por todas puedan pinchar un dorado como la gente y no esos cangrejos que veo que ponen todos en sus fotos del Feisbuk.

Esto de pescar dorados no es para cualquiera, pichones; es una experiencia sencilla para mí, pero yo sé que para ustedes la cosa es distinta… Por eso voy a tratar de ayudarlos.

A esta especie es posible encontrarla en diversos accidentes del río: correderas, veriles, piedras, bancos de arena, etc.
Pero si me lo preguntan a mí, elijo pescarlos entre los palos, porque me la banco. Y de esta elección nace esta nota, que tratará de brindar algunos consejos (que no le doy a cualquiera) para hacer exitosas ese tipo de pescas.

Lo que vulgarmente llamamos “palos”, no son otra cosa que árboles sumergidos, que fueron víctimas de alguna crecida del cauce principal. Es muy habitual que el dorado se ubique muy cerca de esas ramas que sobresalen del agua y desde allí aceche a sus potenciales víctimas.
Pero como dijimos antes, no son sólo un palo que sobresale del agua y que alguien colocó allí mágicamente para que nosotros lo pesquemos… No, boluditos míos, la cosa no es así… Esos palitos tienen todo un árbol que se desmoronó de la costa debajo, que normalmente no vemos. Yo los veo, porque yo fumo abajo del agua, pero ustedes no, así que anoten…
Hasta hay una leyenda que dice que un conocido guía, de un lugar que no vamos a revelar, le paga a los isleros para que aflojen las raíces de los sauces, ¡así de a poquito se le incrementa el palerío!

Esos palitos son el problema… Bha, el problema de ustedes, que son de madera balsa… Yo no tengo este problema.
El dorado normalmente acecha allí, cuando el agua corre contra ese palo y genera una turbulencia, que desestabiliza el nado de las victimas del dorado. Pero esta condición provoca un alto riesgo de que enganchemos nuestro señuelito al castearlo muy cerca del palo. Pero mi experiencia, que se las transmito porque soy humilde, también les indica que los dorados más grandes atacan casi sobre la rama, muy pegados al palo.
Entonces surge la necesidad: ¿Como pasar lo mas cerca posible del palo, sin dejar nuestro señuelo enganchado en el?

Los señuelos

Primero que nada, hablemos de los señuelos. Ir a pescar entre los palos exige que nos tomemos el trabajo de optimizar nuestros muñecos, prestándole un poco de atención a los anzuelos.
Ya en alguna nota por ahí ví que se habló del tuneo de señuelos para evitar lastimar de forma excesiva a los peces. Algunos de esos mismos principios se aplican a este tema.

Decididamente los anzuelos triples no son la mejor opción para esta clase de pesca ya que maximizan el riesgo de enganche. Las opciones son: los anzuelos dobles, simples o directamente la elección de dejar sólo uno de los anzuelos al conjunto.
También es acertado, en mi opinión, colocarlos con el ojo hacia arriba, ya que suele haber más ramas sumergidas que las que nuestros ojos llegan a ver. Al dejar las puntas hacia arriba, si el anzuelo toca una rama por encima simplemente se mueve, pero no se engancha.

Por supuesto que no hay reglas para esto, ya que la experiencia se basa en prueba y error. Debo decir en favor de este tipo de modificaciones (y antes de que lleguen los comentarios típicos), que no es notoria la pérdida de piques derivada del uso de esta clase de señuelos modificados. Al menos a mí no me ha pasado de perder piques por usar menos anzuelos colocados de esta forma.
Sí es notoria la gran cantidad de enganches que se evitan o de los que se zafa con facilidad, y lo más importante: evitamos arruinar la cancha de pesca por recuperar el señuelo trancado.
Seamos realistas, estamos jugando con los límites y es normal que alguien enganche un señuelo. Pero si cada vez que esto pasa, el guía o el pescador trata de recuperar el señuelo enganchado, lo más probable es que al acercarnos con la embarcación arruinemos un buen punto de pesca.
Tuneando nuestros señuelos es mucho más sencillo zafar del enganche y evitar arruinar el lugar. Sus compañeros de lancha se lo agradecerán.

Tecnicas

El otro tema fundamental es “dónde” pongo el señuelo y “cómo” hago para pasar cerca del palo.
Antes que nada, pensemos, que para eso se supone que tenemos cabeza.
El agua en general corre… y corre rápido. Entonces hay que saber anticiparse a los hechos.
Hay dos opciones posibles:
– el dorado toma “al golpe”, es decir, cuando el señuelo toca el agua, o
– el dorado toma cuando pasamos el señuelo nadando muy cerca de donde acecha o sale de atrás del palo y ataca.

El primer caso es lo que se conoce como “pesca al golpe”, lo fundamental es caer cerca del palo, muy cerca, pero teniendo en cuenta que hay que salir de ahí muy rápidamente en algunos casos.
Si tiramos delante del palo, ya sea de frente o de lado respecto de nuestro objetivo, es decir en favor de la corriente (recuperaremos el señuelo en contra de la misma o de lado) es probable que tengamos que salir de allí inmediatamente que el señuelo toque el agua, ya que si no movemos el señuelo rápidamente después de alcanzado el point, la corriente misma lo arrojará contra el o los palos y correremos riesgo de engancharlo.

En cambio, si tiramos desde atrás o luego de haber pasado de lado nuestro objetivo, la cosa es más relajada ya que el señuelo vendrá solo en nuestra dirección impulsado por el agua y ya libre de obstáculos.

Acá no hay lugar para tiros malos, a medias tintas o galletas. El señuelo toca el agua y una milésima de segundo después hay que empezar a recogerlo.
Y en este caso, “qué” señuelo usar da casi lo mismo, porque lo que provoca el ataque es justamente “el golpe” sobre la superficie del agua, muy cerca del palo. Si se da el pique, el señuelo ni siquiera va a nadar.
Que se entienda bien el significado de “cerca”. En estos caso cerca, es CERCA en serio. Muy cerca.
Caer a medio metro no sirve, es muy lejos. Cerca acá, es 5 cm.

Yo se que ustedes son medio nabos así que le pedí a un amigo que me haga unos dibujitos para que entiendan…

Las opciones son muchas. Éstas son sólo algunas de las más comunes. Todo lo demás se ve y se resuelve en la cancha, como decía mi ex-amigo el Diego.

Una vez obtenido el pique es fundamental que claven, ¿si? No me dejen el pescado sin clavar pichones… Hay que arrancar al pescado de esa zona, ganarle inmediatamente unos metros, aunque sea sólo un par, para evitar el corte por roce contra las ramas. Caña potente y atención total. Hay que estar bien despiertos y atentos a cualquier cosa.

Pero… ¿y si hay más de un palo? ¿Si el palo está inclinado? etc, etc…
Como dije antes, lo demás se aprende en la cancha, sólo puedo dar algunos consejos:
– Pensemos antes de castear.
– Aprendamos a anticipar lo que va a pasar. Leamos el río.
– Leamos la velocidad con que corre el agua.
– Leamos la inclinación con que se sumerge el palo y la posibilidad de la presencia de otras ramas sumergidas que no estamos viendo.

Lo demás es pericia e inteligencia del pescador y se aprende in situ, en el agua.
No hay ciencia cierta en esto, pero con estos mínimos consejos les aseguro que van a perder muchos menos señuelos y van a pescar mejores dorados.
Y una vez que le agarren la mano, les aseguro que es un vicio que no van a dejar con facilidad.

Las fotos con dorados se las debo, se me prendió fuego el Mercedes la semana pasada con todas las fotos encima, así que estoy en foja cero, como si nunca hubiera pescado.
Pero créanme, la cosa es así como les dije.  Háganme caso y van a ver que seguro alguno grande pinchan. Así nos les van a hacer falta esos brazos telescópicos que muchos usan para que los dorados les salgan más grandes en la foto.  ¡YA NADIE SE LAS CREE!!
Cuídense, muñecos… ¡Los veo en el boliche!