El Infalible

Estamos en un sitio de pescadores, con lo cual creer en un cien por ciento lo que se lee no es recomendable.
Algún grado de mentira siempre hay en las palabras de un pescador. Por más que nos esforcemos por no mentir es invitable… Mentimos.
Sin embargo, me atrevo a decir que esta historia es cien por ciento real.

Si ya leyeron el relato llamado Un día perfecto, esta historia no es más que un apéndice de aquel relato.
Es un grano de una bolsa llena de historias que podrían relatarse y que ocurrieron todas ese mismo día.
Porque con las anécdotas de cada uno de los muchos señuelos que pescaron ese día bien podríamos narrar una historia.

Ese día perfecto, llegamos al lugar de pesca y decidí salir a la cancha con un señuelito nuevo, que me había comprado para probar.
Un crankcito japonés… Al que le tenía algo de fé.
Y como le tenía fé, le había puesto un simple en la cola, para que que no lastime tanto en caso de que pescara algo…

Convengamos en que no fué un día de pesca normal. Ese dia pasaban cosas que nunca volverán a pasar probablemente.
La cuestíon fue, que al bajar de la lancha con toda esa ilusión, con toda esa energía acumulada, con toda la parafernalia, controlada, pero lista para hacer lo que mas nos gusta… Pescar… Y pasa que al primer tiro, sacás una tarucha…
Es demasiada suerte no?

Bueno, el crankcito tuvo esa suerte… Primer tiro y volvió rayado.
Chiquito, media agua, clavador como pocos. Buena compra, pensé.
Saqué el par de fotos de rigor, que saco con cada señuelo nuevo al que hago pescar, y como era nuevo, lo tiré de vuelta…
Y volvió con otra…

A la mierda, dije… Este es bueno…
Y lo tiré de nuevo… Y a que no saben? Si… Otra.

Tenía cuatro amigos al lado… Cuatro amigos que seguro van a leer esto y no me van a dejar que mienta.
Porque los pescadores mentimos, pero no dejamos mentir a los demás.
Volví a tirarlo… Pero ya estaban avisados… “Este pesca”.

Ya iban siete u ocho tiros y el chiquitín seguía pescando. Lo tiraba a unos 15 metros… tenía pique y por ahí la taru zafaba, pero recorría una par de metros más y se le tiraba otra… y afuera!
Ya iban como diez tiros… y diez tarus! Se estaba empezando a volver una leyenda.
La seguidilla duró unas 20 taruchas aproximadamente. No quiero mentir ni exagerar.

No las conté con exactitud… Nunca cuento. Encima, fue lo primero que tiré al agua…
Tenia esperanza, pero no tanta, de que pescara.

Digamos que al tiro número diecinueve, puede ser una par mas o un par menos, pero volvió sin tarucha… Después de diecinueve seguidas!

Al tiro veintiuno, saqué la ultima, lo desenganché y volvió a la caja. Y no lo volví a usar en todo el día.

Despues de ese día lo tiré en muchos otros lugares, en muchas otras cavas y arroyos. Me lo compré en todos los colores que encontré. Y lo tiré en todos los lugares que pude, pero ya no fué lo mismo.
Ese era “su” día… Su momento.

Ah! Seguro que me van a preguntar… El crankcito: Daiwa. TD Crank.

Es medio mágico… pero hay que agarrarlo en “su momento”.

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6 Respuestas

  1. Walter dice:

    Diego….creo que los señuelos adoptan el temperamento de su dueño, por ese tienen ese dia en que alguno más que vos lo mira pescar y pescar.
    Tengo mucho respeto por los rayaditos, a veces son ellos los que me piden ir al agua, y no los contradigo.

  2. sergio dice:

    lo bueno breve, dos veces bueno. o algo asi lo recuerdo. muy buen relato, magico. Tiene razon Walter muchas veces los rayaditos viejitos son los que sacan el pecho en la brava. saludos

  3. Gonzalo dice:

    Este señuelo es de los que pocas veces me han dejado sin pescar, o sera uno de los que siempre pongo…..?????
    Muy lindo el relato!!!

  4. Seba dice:

    Es terrible !!! lo he comprobado … un tiro una tarucha, bien ganado el mote de “INFALIBLE”

  5. Nachito dice:

    Que buen relato! uno más que hay que tener en el ejército, aunque no pueda destronar a mi querido SW05….. abrazo a todos!

  6. Fabian dice:

    Me divertí mucho con tu relato,me hiciste pescar con vos desde el sofá,te agradezco mucho este buen momento!