Gualeguay, satisfacción garantizada, ¡LLAME YA!

Cuando uno decide ir a un lugar, hay varios factores a tener en cuenta, entre ellos garantizarse pasarla bien mas allá de los imponderables que pudieran surgir. En ese sentido, sin dudas que el combo Gualeguay – Jorge Cot da una garantía de satisfacción más alta que la media.
Hace unos días fuimos a visitar a este gran amigo que, sabedor de nuestra pasión taruchera, nos dijo:
—Vengan, tengo unos lugarcitos nuevos que los van a fascinar.
Y dicho y hecho: dos lagunitas perdidas en el medio de las islas fueron los lugares donde transcurrió gran parte de la jornada de pesca. Estas lagunas tienen una característica común muy interesante: no están conectadas con el río. Esto, a mi entender, tiene varios beneficios: el primero es que el nivel del río no influye en la pesca, con lo que una crecida repentina o una bajada pronunciada no altera el lugar; el segundo es la ausencia absoluta de palometas, sin cuyo asedio las tarus son absolutas dominadoras del agua y cambian mucho su comportamiento: se vuelven más agresivas, se apostan en lugares con más profundidad sin tanta vegetación, se alimentan mucho mejor y están muy sanas; y el tercero es que allí las tarus son más difíciles de pescar para los comerciales, con lo cual están un poco más protegidas.

La jornada a priori pintaba dificultosa, teníamos un viento sudeste importante que rizaba la superficie (¡esa marejadita cómo jode!). A pesar de esto, en la primera laguna el pique se dio con señuelos de superficie: poppers, paseantes y crawlers se llevaron los premios, y en los sectores en los que la cola de zorro afloraba en superficie (¡qué lindo volver a pescar entre la gambarusa!), ranitas de goma antienganche o algún señuelo tuneado con dobles.

El secreto, como muchas veces ocurre, era variar permanentemente de engaño, cuando pasaban algunos tiros sin respuesta, cambio de acción y renacía la actividad.
Luego de una terrible picada, encaramos ya la segunda laguna, cuya geografía era similar (sin conexión con el río, con cola de zorro y camalotes). En ésta, el pique se tornó más dificultoso aunque los tamaños fueron mejores. Particularmente encontré la pesca usando una ranita blanca con cuchara, haciéndola rebotar contra las algas; mis compañeros hicieron lo propio también con cucharas con vinilos, y Fede pescó casi todo el tiempo con un jitterbug (se olvidó la caja de señuelos en la lancha… hagamos de cuenta que no conté esto) con muchas respuestas.

Redondeando un poco, dos lugares muy interesantes (que me hicieron recordar la pesca que realizábamos en nuestras queridas lagunas bonaerenses), con una muy buena población de tarariras que nos exigirán técnicamente para pincharlas.
Aquí podemos disfrutar de algunos momentos que pudimos filmar para que aprecien el lugar y se enfermen un poquito…sólo un poquito:

La nota triste de la visita a este lugar tan querido fue, como siempre, el ver tantas redes. La población de tarariras del Río Tala fue literalmente exterminada, esto ya no es pesca “artesanal” de subsistencia, lo que está sucediendo es un SAQUEO indiscriminado del recurso. Voy a cometer una infidencia: Jorge nos comentó que en los últimos meses hasta pensó en vender todo y no salir más a pescar, producto de la impotencia que genera ver todas estas masacres. No pretendo que la pesca comercial deje de existir, lo cual es utópico, pero al menos que tenga los controles suficientes para que todos podamos seguir pescando. Porque al ritmo que se le impone, ni los comerciales ni los artesanales van a tener qué pescar en un tiempo, que además no va a ser muy largo.

Para ir concluyendo, un párrafo para explicar un poquito el título de esta nota. “Satisfacción garantizada” es lo que se encuentra en Gualeguay con Jorge Cot. Uno no puede garantizar pesca, hay muchísimos factores que inciden en los resultados, pero sí un servicio de primera y una persona que se brinda por completo a hacernos pasar un gran día, independientemente de la pesca. Estuve repasando un poco mi historial en Guale y, de la gran cantidad de veces que fui a pescar tarariras con Jorge, pocas veces repetimos lugares: eso habla de un guía que se preocupa por brindarle a su cliente siempre una opción nueva.

Me despido agradeciendo a mis amigos Fede y Diego, como siempre la mejor onda para compartir estos momentos, y a otro amigo, Jorge Cot, por ponerle tanta garra a esto. La verdad que las dos lagunitas son especiales, así que espero volver con mejores condiciones climáticas, pero me quedó una pregunta flotando… ¿para cuándo el 0800-COT, servicio al pescador?

Texto: Guillermo Iván Spajic
Fotografías y Filmaciones: Federico Royo, Diego Aprigliano, Jorge Cot, Guillermo Iván Spajic