Tratando de pescar mejor / Parte 1

Las últimas salidas de pesca me han puesto de frente a una problemática que existe hace tiempo, pero que ahora se ha tornado muy frecuente por la abundancia de peces y en vista de eso, no deja de preocuparme.
Los señuelos, a veces, lastiman más de lo que uno pretende.

Tuve la suerte de hacer una salida hace casi un mes a San Pedro, donde se dió una pesca muy buena y regular. En esa regularidad pude notar que muchas, digamos un 30 o 40 por ciento, de las capturas, (dorados en este caso), venían con el anzuelo clavado, además de en la boca, en el lomo o en el costado del pez. La mayoría de las capturas en este ámbito se dieron en profundidad, con señuelos lipless. Más allá de que uno sabe que el animal se recupera de estas heridas, la preocupación y la intención de minimizar estas heridas innecesarias, en mi caso, no deja de existir. Así que tomé cartas en el asunto y decidí hacer algunas modificaciones en busca de revertir esta situación que antes describí. En función de eso, empecé a “limpiar” señuelos. Limpiarlos de anzuelos… Últimamente también se están dando buenas pescas de doradillos en el Río de la Plata. En este ámbito por una cuestión mas de conveniencia que de efectividad, la pesca la realizo casi exclusivamente con señuelos paseantes, de superficie o sub-superficie y aquí también se repitió la constante de la doble herida al pez capturado. La comparación de esos 2 ámbitos (San Pedro y Río de la Plata) me permitió obtener 2 conclusiones, en mi experiencia al menos, muy claras.
La mayoría de los piques / capturas con señuelos lipless se obtuvieron con el anzuelo de la panza del señuelo.

En cambio con señuelos de superficie o paseantes las capturas en su mayoría se enganchaban del anzuelo de la cola del señuelo, aunque un porcentaje aún grande tomaban tambien del de la panza.

En vista de esa conclusión, me decidí a eliminar la mayoría de los anzuelos de la cola de mis señuelos lipless y similar criterio tomé con los señuelos paseantes pero eliminando el anzuelo de la panza.

También, en algunos casos, realicé reemplazos de señuelos triples por simples. En este caso, fui cuidadoso de aumentar el tamaño del ojo del anzuelo, sin exagerar. Es evidente que un anzuelo simple, al ser más grande, lastima más que los triples, ya que es mas grueso y se clava más profundamente, e incluso, si es muy grande, frecuentemente termina clavado en el ojo del pez, produciéndole un mal aún mayor.

La próxima salida, me encontrará tirando al agua la mitad de los anzuelos que arrojaba normalmente. Será cuestión de ver si la cantidad de capturas decrece en igual proporción. Espero que no sea así. En el próximo post les cuento cómo me fue.